Ella le pidió que la llevara al fin del mundo

Vale, lo reconozco, soy un poco enamoradiza... bueno, bastante; pero siempre con mala suerte, debo tener una especie de chip-neurona para colgarme de los que no me convienen, y no porque sean malos chicos, ni siquiera porque sean gays, mi cruz son las novias.

Antes pensaba que eran los chicosconnovia los que me atraían por algún tipo de secreto oculto en el aire, pero ya no, ahora conozco un chico, charlamos, nos reímos, descubrimos que tenemos cosas en común y cuando me va a dar su teléfono resulta que tiene en la pantalla una foto de (me imagino que será) su novia, comiéndose un chupa chups (dudas aclaradas, no creo que nadie tenga una foto así de su prima, aunque esa teoría ya la había barajado yo también con la esperanza de equivocarme).

Así que como soy un poco masoquista y estoy chiflada, pues nada, a lo mío, enterarme de cuando empieza los exámenes, de si va a venir a estudiar a la biblioteca, averigüar dónde se sienta... vamos, lo típico que pasa antes de tener que acudir con la camisa de fuerza a la consulta de un psiquiatra.

En fin, qué le vamos a hacer, esas mariposas me obligan a hacer tonterías, quién soy yo para espantarlas.