jueves, 27 de marzo de 2008

Medianeras

Las ciudades crecen sin parar, obviando los límites, los espacios, lo humano, se alzan hacia el cielo como si la tierra no fuera suficiente para acogerlos, olvidándose de que, mientras se expande en todas direcciones, nosotros vamos menguando.

Somos más egoistas, más indiferentes, más grises, más infelices, más solitarios.

Vivimos en un mundo cada día más concentrado, disponemos de menos espacio, estamos cada vez más cerca de los demás y a pesar de eso no los conocemos, no sabemos el nombre del vecino, de la quiosquera, del taquillero del metro al que vemos todos los días. Y no nos importa.

Quizás por ello, aun habiendo tanta gente a nuestro alrededor, a veces podamos sentirnos tan solos, tan abandonados, con esa sensación que se te queda en el estómago, que hace que todo te pese como si llevaras la ciudad a cuestas y se te estuviera escurriendo de las manos.

Y puede que un día logremos coger a la ciudad de los pelos y que le preguntemos el nombre al vecino del 3º, puede que nos crucemos un día con nuestra media naranja (si es que existe tal cosa) y tengamos la suerte de llegar a conocerle y llenar ese pequeño vacío que nos deja esta ciudad abarrotada.

1 comentario:

isis dijo...

Yo la cogería de los pelos y le gritaría que echo de menos a algunas buenas amigas.
Supongo que es normal hasta cierto punto que nuestros caminos se vayan separando, por esta ciudad que nos engulle y este ritmo de vida que cada uno tiene que seguir como puede ¡¡pero yo las echo de menos y punto!!

bss