lunes, 28 de julio de 2008

Dame para soñar un sitio menos gris

Hoy es una noche de verano de esas en las que me pasaría las horas muertas mirando las estrellas, pero en Madrid no hay, se olvidaron de dejarnos unas pocas para observar alelados mientras dejamos que el reloj siga su andadura.

Sin embargo nadie hay por las calles, es tarde y los que están aqui duermen porque, como diría mi abuelo, "mañana es día de escuela", para mí también lo es, debería estar ya en el quinto sueño, pero una vez más, no puedo dormir, como tantas noches de desvelo.



Ya se había hecho de día cuando me quise dar cuenta de dónde estaba en realidad, tantas horas juntos nos habían dado el tiempo suficiente para conocernos más si cabe. Dos sofás para dos cuerpos, la distancia suficiente para no hacer nada de lo que nos pudiéramos arrepentir. Y un instante después estábamos dejándonos llevar.

Me hacen falta las estrellas, necesito que me guíen mientras te mantienes en silencio, y las necesitaré aún mas cuando me digas lo que ya sé.

1 comentario:

Pareidolia dijo...

Espero que esa persona tan especial y por la que has sucumbido te ilumine tanto como deseas.
Un besico