Érase una vez en el país de Nunca Jamás una cena que pasó a ser una reunión de amigos y más tarde una fiesta sin sentido.
La princesa era la anfitriona pero fueron sus amigas las que hicieron que todo fuera sobre ruedas porque ella no podía parar de pensar en que él venía también, tenía el tiempo justo para una ducha rápida y ponerse lo primero que encontrara en el vestidor. Se le olvidaban las cosas, se volvió torpe, moviéndose de un lado para otro sin rumbo.
Tocó a la puerta y la princesa le abrió, dejó el caballo blanco en el descansillo y él y su amigo se adentraron en el castillo. Fueron directamente a la cocina, pasando por la bodega para comenzar la juerga.
Lo tenía todo en sus manos, o yo en las mías, bebimos, bailamos y nos olvidamos de todo hasta que amaneció...
Hace ya un trimestre que sucedió el cuento de la princesa que no era tal y del príncipe que (cómo no!) se volvió rana.
4 comentarios:
Suele pasar, por eso busco ranas que se vuelvan principes :)
Un besote
Ya decía yo que esos cuentos eran todos "patrañas".
Mi príncipe vino sin caballo y sin su reino....pero de momento,estamos comiendo las perdizes y somos felizes!
Besitos
P.S.
Por si acaso sigue buscando!!!
Nunca paro de buscar, pero parezcan principes o no, siempre me salen capullos XD
Pues también las veré :D:D
Muchas gracias por el consejo.
A mi lo que me pasa es que no sé reconocerlo, claro me enseñaron a que vendría en un caballo y esas cosas, que cuando me viene en burro no caigo, y obviamente se acaba yendo :P
UN besote.
Me gudsta tu blogg :D
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