sábado, 4 de diciembre de 2010

Te soñé mientras dormías

Sentí que un cuerpo trataba de acoplarse en mi espalda, me agité y en mi cuello se posó su frente, calmándome me rodearon unos brazos que me hicieron sentir segura, tranquila, como si siempre hubiera sido así.

Medio dormida no supe quién osaba transmitirme esa paciencia, entonces surgieron tus manos y me agarré a ellas para no perderte, para creer que estabas conmigo.

Traté de aferrarme a tu cuerpo.

Sin darme la vuelta podía notar tu respiración pausada entre los ruidos de la ciudad. La luz que se colaba en la habitación nos acompañaba.

Quise acariciar tu pelo y despertaste con una sonrisa, me miraste y tus ojos se volvieron a cerrar sin que dejaras de abrazarme.

De pronto soltaste mi mano y huiste bajo las sábanas. No eras capaz de escucharme. Yo no podía moverme.

Desapareciste.

De un sobresalto me desperté, claro que no estabas.

Aún eran las seis de la mañana y ya no me pude dormir otra vez pensando en ti.

1 comentario:

Pepperland dijo...

He terminado de hablar contigo hace una hora y media más o menos. El tiempo que he tenido para leer tres años de tu vida.

Espero que sigas escribiendo y que yo sepa de lo que hablas porque he estado ahí.

Eres una de las mejores personas con las que he tenido el honor de cruzarme.

Yo te espero aquí, sigo igual que siempre. Te cuido tu mundo mientras tu no estás, y prometo devolvértelo mucho más bonito que cuando te fuiste.


Te quiero mucho pequeña.