Ya tengo la mente en otro lado, un viaje próximo que me hará desconectar de ti, de este día a día que a veces arde.
Aunque ahora estemos tranquilos, sonrientes, amables.
Sé que no durará mucho porque me haces sufrir y mis adentros gritan a pesar de mi buen humor, de que hoy todo sean chistes y algún abrazo.
Pero durante casi un mes no nos veremos, cambiaremos este tiempo-espacio por uno en que estemos alejados.
Te echaré de menos, y tú a mí también, porque estamos demasiado acostumbrados a tenernos, a ser inevitablemente una parte importante de la vida del otro, aunque no siempre tengamos ganas.
Somos parecidos, tanto que ni siquiera reparamos en ello, sólo nos llenamos de reproches cuando algo no sale bien y a ratos, si nos miramos desde el otro lado de la habitación sabemos qué hay dentro sin pensarlo dos veces.
Aun así todo es más complicado de lo que parece, siento que en el fondo quisieras darme más, pero por alguna razón no puedes, no quieres. Y a veces estás tan cerca que sueño con quedarme ahí, congelada en ese momento que me das sin darte cuenta, con la calma posada en las manos, con las manos acariciando mi piel.
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