De la teletransportación

Estoy allí. En silencio. Observando el espacio y la oscuridad que nos rodea a todos. Nerviosa porque apenas tenemos tiempo para hacer todo lo que quisiéramos; pero tenemos que hacerlo. Son los últimos días de grabación y estamos ansiosos por ver los resultados. El trabajo ha sido duro, meses de preparación para dar con unos pocos días de estrés infinito.
Estamos cansados, demasiadas horas de trabajo sin parar, aprovechando los ratos fuera de plató para ultimar detalles, buscar soluciones que faciliten un trabajo que nos agota pero nos encanta.

Estoy allí. En silencio. Inmóviles todos menos la actriz, la directora y los cámaras. Tensión en cada paso que da el Tren. El tiempo no ha pasado y me estoy tomando un café en un descanso para seguir en pie, todos nos lo estamos tomando después de una comilona en la cafetería. Estamos hartos de comida basura; pero los ratos que la acompañan merecen tanto la pena que tragamos hamburguesas y bocatas como si fueran platos gourmet.

Estoy allí. En silencio. Sentada en el suelo disfrutando de lo que veo, de lo que hemos conseguido entre todos y gracias a una Ent. La cámara para de grabar, se encienden las luces, repetimos. Cada uno vuelve sobre sus pasos y reinicia su cometido, todo desde cero, todo listo para empezar otra vez. Corregimos errores, tratamos de perfeccionar los movimientos, los detalles. Silencio. Grabando.

Estoy allí. Tumbada al sol. Coca cola en mano cargando adrenalina con la mejor compañía.

Estoy allí. Como si lo que he vivido desde entonces no existiera.

Estoy allí. Anclada en mil sonrisas.

Estoy allí y no quiero estar en ningún otro lugar.