miércoles, 6 de julio de 2011

Nº 26

Esta casa está viciada, se ahogó con nosotros dentro. Ya no podemos ser nada más aquí, la estrangulamos poco a poco con silencios obligados y disputas estúpidas (gran parte por mi culpa, lo siento, lo necesitaba) y ahora son ellos los que nos angustian cortándonos la respiración, apretando nuestras venas hasta hacernos gritar, aunque sólo por dentro. Pedimos a voces un nuevo espacio, cualquier presencia que nos libere del uno mas uno que nunca será dos.

Pero seguimos aguantando el tipo, desquitándonos con aquellos que están lejos, sabiendo que aquí no podemos aguantarnos más de diez segundos.
Seguimos intentando disfrutar, vivir, sobrevivir.
A veces incluso lo conseguimos.

No hay comentarios: