Una duda con patas

Tengo miedo del futuro, pero no del futurofuturo, sino del futuropresente, ese que nos pilla un poco más cerca que las canas. Ese puñao de años en los que se supone que cada uno se dedicará a una cosa más o menos concreta, para la cual se está preparando, véase cualquier estudiante actual (ya sea universitario, autodidacta, institutero o párvulo). Y yo me estoy preparando, o eso creo, vamos, que estoy metida en unos estudios con los que nunca soñé pero que no me disgustan, pensado que no me queda tanto para terminar (me queda un año que ya serán dos) y que cuando termine tengo que decidir si me quiero dedicar a ésto o seguir buscando algo que me llene más.

A estas alturas de la película todavía no he encontrado la página siguiente del guión.