domingo, 7 de febrero de 2010

Escondida en un rincón

Otra vez toca estar triste. Sin motivos concretos, al menos no que yo pueda (quiera) reconocer. Es una sensacion generalizada que me traspasa hasta el alma. Es una montaña de segundos y minutos que se me abalanzan encima como un alud. Es un té amargo, un café con sal. Es una pena sentada que no se quiere desperezar. Un ruido molesto que se cuela por la ventana. Un día que no quiere terminar.

3 comentarios:

LADY VANILLA dijo...

Y el tópico de los tópicos es "Mañana será otro día", pero yo no te voy a decir eso porque por mucho que nos lo digan, no cambiarán demasiado las cosas.
Podemos cegarnos, cerrar los ojos durante alguna hora más al día, hacernos las tontas...pero sabemos que siempre va a estar algo o alguien ahí, que nos impida ser todo lo feliz que necesitamos, merecemos y deseamos ser.

Yo mantengo una lucha continua con mi cabeza, con mi corazón y con mi teléfono móvil. Es la única manera de no perder más dignidad.

Un beso grande, enorme!!!

Marta dijo...

Corazón todos tenemos días grises. Es lógico y normal. Lo has escrito a la perfección, pero hay que intentar que todas las amarguras no sean tan amargas porque al día siguiente el sol brillará y seguro que el café se llena de sabor azucarado y el té deja el sabor amargo...
Un besazo e intenta animar tu día

Pareidolia dijo...

Ansías ver el día en que termine esa sensación...Me viene siempre a la cabeza esos momentos en los que un día eres consciente de que estás bien,como si se hubiera estado soñando de forma agitada y de pronto despiertas, no hay tristeza, no hay pensamientos automáticos que nos hacen quedarnos en shock, recreándonos...Estoy de acuerdo con Lady Vanilla, sí, hay algo que impide, que actúa en forma de barrera y que no permite avanzar, ni disfrutar. Ese algo es una misma. Las cosas no van a hacer que un sistema de pensamiento que se ha gestado durante años cambie, sin embargo, si se cambia el sistema, cambia la forma de ver las cosas. La respuesta no está ahí afuera.
Un besico