miércoles, 2 de junio de 2010

Al borde del precipicio

Una alarma ridícula no para de sonar. Me arañan las medias y me tiemblan las pestañas. El estómago revuelto no me deja pensar.

Estoy yo conmigo, y ya. Lo aprendí hace tiempo, pero no siempre me acuerdo de acordarme. Y me entristezco porque a veces sólo el aire me acompaña y cuando me doy cuenta me pongo a llorar sin querer.

Salta un click y pongo la sonrisa automática, los "ya" y "claro" que rellenan los vacíos de un diálogo en el que no estoy y ni siquiera se dan cuenta.

Harta de que se crean mejores, más fuertes, más listos, con la última palabra en la boca, por encima de cualquier pero. Harta de que me digan lo que tengo que hacer y no escuchen. Harta de nicontigonisinti. Harta de pisotones para sentirse mejor, de que a todo le den la vuelta haciéndome sentir culpable.




En estos malos ratos sólo tengo ganas de huir.

Será dentro de poco.

2 comentarios:

isis dijo...

A veces me siento muy reflejada en tus palabras.
Hablas de huir, y yo quizá también lo haga. Antes de que eso pase, y aunque sientas que estás contigo y ya, podríamos estar un rato juntas, como muchas veces lo estuvimos. Si no te apetece lo entendería, pero me arriesgo a proponértelo...¿quedamos algún día para un café?

isis dijo...

Genial!! Escríbeme un mail, no he cambiado de correo, y lo hablamos por ahí, ok? un besazo caos