Todos tuvimos nuestro momento, encontramos en otros el cariño que suple por unos días lo que tanto echamos de menos, curamos nuestras heridas mientras otras escocían con más fuerza, haciéndonos vulnerables por dentro, sin que nadie supiera el torrente de lágrimas que anudaba el estómago, aparentando sonreír con más ganas cuando el sol volvió a salir.
Sabemos nuestras razones, aquellas que nos empujaron a otros besos que parecían reales. Tal vez para vosotros lo fueron, para mí no tanto porque sabía que eran miles de tiritas tratando de curar demasiadas heridas pequeñas y que la solución no puede diluirse en dos tragos de tequila.
Intenté sonreír a cada minuto, pero la pena podía conmigo. En parte porque os vais y ya no os tendré tan cerca, en parte porque me quedo sólo contigo, con el tío de las mentiras interesantes, ese al que no quiero querer, ese que es tan superficial a ratos que me hace sentir minúscula.
Se acabó gran parte de esta aventura y empieza otra etapa, el último estirón donde ser fuerte es una obligación.
Habéis sido mi familia en este lado del océano, os echaré de menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario