domingo, 3 de julio de 2011

Es mi tiempo.

De hecho todo mi tiempo es mío. Supongo, bueno, menos cuando lo quiero prestar, o venderlo, o regalarlo, o perderlo; pero sigue siendo mío, soy yo la que decide sobre él y no tienes derecho a interrumpirlo, a llenarlo de ti cuando sientes que ya no estás en él y juzgar mi uso, como si él fuera tuyo.

Sigue siendo mío.

Ya no quiero dejarte que lo agotes, que te lo apropies.

Llevo demasiado tiempo prestándotelo y estoy harta.

Aunque sé que no lo tendré todo para mí hasta que regrese.
Dos meses y descontando.

1 comentario:

Miss Migas dijo...

El tiempo es la única carrera que siempre tenemos perdida, empiece como empiece... muuuuá