Es mi tiempo.
De hecho todo mi tiempo es mío. Supongo, bueno, menos cuando lo quiero prestar, o venderlo, o regalarlo, o perderlo; pero sigue siendo mío, soy yo la que decide sobre él y no tienes derecho a interrumpirlo, a llenarlo de ti cuando sientes que ya no estás en él y juzgar mi uso, como si él fuera tuyo.
Sigue siendo mío.
Ya no quiero dejarte que lo agotes, que te lo apropies.
Llevo demasiado tiempo prestándotelo y estoy harta.
Aunque sé que no lo tendré todo para mí hasta que regrese.
Dos meses y descontando.
1 comentario:
El tiempo es la única carrera que siempre tenemos perdida, empiece como empiece... muuuuá
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