miércoles, 28 de septiembre de 2011

Me muevo en montañas rusas, en tormentas de verano.
Me busco en las suelas de unos zapatos gastados.
Me enredo con los mismos cables una y otra vez.

Sigo luchando con una pasión que me lleva en un instante de la risa al llanto.

Me pongo de pie.
Tropiezo.
Me vuelvo a caer.

Remiendo vientos para sobrellevar la pena.
Sueño con volver a aquella habitación por gastar.

Y dormirme en tu hombro sin pensar en el final del trayecto, en la parada correcta, como esos amantes que no imaginan la suerte que tienen de poder entrelazar los dedos.

Agarrarme a tu brazo mientras se bambolean los railes.
Mientras la distancia se desvanece.

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