sábado, 8 de octubre de 2011

¿Cómo pueden ser tan distintos los recuerdos? La misma casa que nos acogía, esa que tú alabas, a mí me sabe amarga. De ella sólo traje las cenizas de los buenos tiempos, las deudas de lo imposible.

Sigo teniéndote en cuenta porque tú no me dejas huir, ni siquiera ahora que no compartimos los fogones eres capaz de comer solo de tu plato. Sigues echando sal de más en mis neuronas y se me retuercen las entrañas si paso dos minutos a tu lado.

Esa música ligera para mí lleva cadenas.

1 comentario:

Penny Lane dijo...

Y volver a un sitio que antes te traía los mejores recuerdos, y ahora prefieres evitarlo y tirar por el camino más largo.