viernes, 5 de junio de 2009

Every day is like monday

Mecaguen las doblessemanas...

Es de todos sabido que en época de exámenes no hay distinción entre fines de semana y días obligatorios (aunque tampoco hay que sufrir tanto y de vez en cuando viene bien una fiestecilla o unas cañejas al sol); pero lo que no puede ser es una semana que sea tan larga como dos, que después de un examen infernal de derecho, tenga examen el sábado a las 10 de la mañana, que el domingo tenga que emigrar todo el día para preparar el campamento de este año y que el lunes tenga otro examen. Lo que no puede ser es que desde el jueves pasado (no ayer, el anterior) y hasta el viernes que viene (que tengo otro examen y un trabajo de grupo que no hemos empezado...) se contabilice como una semana, y se contabiliza así en mi mente y cuerpo porque no tengo tiempo ni de mirarme.
Sueño con los apuntes, vivo en las bibliotecas y me duermo sobre los libros buscando otras almas en pena que también hayan sido castigadas al estudio infinito desde primerísima (digamos primera) hora de la mañana hasta que te duelen los ojos y sólo ves letras volar sobre la mesa.

Dentro de una semana dormiré tanto que tendrán que levantarme de la cama con espátula.

Nota al pie: Estoy acojonada, y no es por los exámenes. Mañana la biblioteca de mi facultad cierra y nos trasladaremos al barrio de Mr. Jerk. No sé si quiero encontrármelo o no, no sé cómo voy a reaccionar si eso pasa. Sólo tengo miedo.

1 comentario:

Cristina Poulain dijo...

Animo, yo ayer tuve un examen y creo que he perdido dos dias de mi vida estudiandolo. Aunque bueno, ya lo tengo estudiado para el final de junio.
Suerte en tus examenes.
Sobre el acojonamiento... qué te voy a decir, la ultima vez que dejé al tonto no pisaba el centro de Sevilla por miedo a encontrarmelo, sólo o mal acompañado.
Diossss, como me he equivocado con él, pero tenía mis motivos.
Además, más acojonado tiene que estar él, que los sepas, no pienses en nada, sólo en aprobar. ¡¡PODEMOS!!