Tiempos de bonanza se filtran en mi torrente sanguíneo. Días de sonrisas y retos conseguidos. Buenas noticias y mejores esperanzas. Pequeños pasos que saben a gominola.
En medio de un rodaje de locura, nuestros primeros aciertos y fallos reales, saliendo del manto de la sobreprotección, trabajando duro sin perder las ganas de seguir probando y, a veces, henchidos de orgullo por ese pequeño momento que hemos creado y que se lleva un pedacito de nosotros a la pantalla.
Mis manos acostumbrándose al volante, mis pies a la carretera. Seis años después de mi mayoría de edad ya puedo vislumbrar el carné de conducir en mi monedero.
Y un sueño cumplido, cruzar el charco para terminar allí mi carrera. Volar tan alto que alcance la tierra, pisar nubes amasadas por otros ojos. Viajar. Vivir. Aprender. Ansias de libertad que parecen acercarse sin prisa, pero que ya comienzan a soplar en mi pelo.
3 comentarios:
Me alegro!!!!
Qué envidia :O
Ahora ves qué se siente con esa brisa en tu pelo, normalmente esa brisa eres tú. Los demás te sentimos...
te quiero.
Cordera.
Publicar un comentario