martes, 7 de septiembre de 2010

Mañana volveré a levantarme sin ti

Se nos quedó el amor a medias. Con la miel en los labios he cruzado el charco para seguir echándote te menos. Guardo tu piel en mi memoria y si cierro los ojos parece que casi puedo tocarte. Aún me estremezco cuando siento tu abrazo rodeándome, ayudándome a ser fuerte, secando mis lágrimas en tu camiseta mientras susurras que todo irá bien. Pero te tengo tan lejos. Y no quiero olvidarme. No ahora que te había encontrado.

Quiero que me cojas la mano, mirar a tu lado cómo amanece, compartir la cama noche tras noche. Quiero acariciar tu boca, sentirme llena con tu sonrisa, girar la cabeza y encontrarte.

No puedo pedirte que esperes, porque ni siquiera sé si yo podré hacerlo. No sé qué pasará en un mes o dos; pero hoy te sigo necesitando conmigo, pensando que me piensas de vez en cuando mientras yo te pienso amenudo.

Quisiera que todo hubiera sido diferente, que hubiéramos podido probarnos y descubrir los atardeceres sin prisa, las despedidas breves porque podríamos vernos mañana. Conocernos con calma y aprender el ritmo del otro con cientos de caricias de por medio.

No pudo ser. Sólo espero que volvamos a encontrarnos y podamos querernos como si el tiempo no hubiera pasado. Seguramente sea demasiado pedir.

2 comentarios:

Palabras a tiempo dijo...

Vivo una situacioya. El tambien está en Madrid, y yo no estoy en México, pero todo lo bonito se convirtio en triste cuando llego la despedida, y cuando el me confirmo que 500 km son capaces de separarlo todo.
¿Y qué hacer con la impotencia, la rabia y la tristeza contenida?

Un besito lleno de fuerza, que nos hará falta.

Marta dijo...

¡AY! me suena mucho esa situación. A mi me ocurre lo mismo y también me digo a mi misma: Ojalá en otro tiempo pueda volver a coincidir con él y darnos otra oportunidad. Pero, eso sólo la vida lo dirá.

Besos